Suministro de hierro durante la lactancia

La necesidad aumentada durante el embarazo no termina con el parto. Para la regeneración y la lactancia, el cuerpo necesita suficiente hierro.

El parto está acompañado de considerables pérdidas de sangre, y las pérdidas de sangre significan pérdidas de hierro. Con los aproximadamente 500 mililitros que una madre pierde en un parto normal, pierde alrededor de 200 mg de hierro. Dependiendo del parto, esta cantidad puede ser mayor. Además, hay pérdidas debido a hemorragias posparto. Dado que el embarazo afecta considerablemente las reservas de hierro de la madre, especialmente después del parto, la necesidad puede ser grande. Ahora, el cuerpo necesita suficiente hierro para la cicatrización de heridas, la formación de leche y sangre. Con 20 miligramos en lugar de 15 por día, la necesidad sigue siendo elevada. A veces, una dieta saludable por sí sola no es suficiente para cubrir estas necesidades. Por esta razón, los médicos recomienda verificar los niveles de hierro después del parto. 

Con hierro extra, lista para acoger al nuevo miembro de la familia.

Las madres con deficiencia de hierro están cansadas y pálidas, y a veces incluso tienen dificultades para respirar. Además tienen un mayor riesgo de infecciones y fiebre puerperal, y muestran signos de agotamiento y desánimo. Bajos niveles de hierro se considera una posible causa de la “depresión posparto”. Las primeras semanas no solo son muy exigentes para la madre, sino también muy importantes para el desarrollo temprano del niño. Un vínculo estrecho de cercanía y seguridad entre madre y bebé es crucial para un desarrollo psicosocial saludable. Una tarea que puede resultar difícil para una madre debilitada y desanimada. Además, las mujeres lactantes necesitan un buen suministro de hierro, ya que el recién nacido satisface sus necesidades a través de la leche materna. Una deficiencia de hierro en el cerebro del niño corre el riesgo de causar deficiencias en el desarrollo, con debilidades en el aprendizaje y la concentración que pueden persistir hasta la adolescencia.

Fuentes

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